Debemos interceder

¿De dónde viene el deseo, la carga, el anhelo de orar, e interceder?

Algo sucede cuando el verdadero clamor de Dios, la verdadera oración y el verdadero del Señor se apoderan de nuestro espíritu.

Esto que llamamos carga o aquello que Dios haya colocado en nosotros debería ser el supremo asunto de nuestra vida. Cuando el deseo de ver la respuesta se intensifica tanto que absorbe todas las energías, el cumplimiento no está lejos.

Este es el deseo que trae la respuesta; un deseo creativo, una carga que llevamos en nuestro ser, lo que más buscamos. Lo que más anhelamos es ver la respuesta a esa carga.

Lo que sucede en los movimientos y avivamientos de Dios no vienen como resultado de la oración que alguien hace de un día para el otro, sino que es el resultado de clamores hechos por largo tiempo.

Dios lleva su voluntad a cabo sobre la tierra por medio de la Iglesia. El Espíritu Santo guía y dirige, la carga viene de Él, por eso nuestra ocupación es ser sensible a su dirección. El Espíritu Santo va a darnos su gentil impulso sobre lo que quiere que oremos.

Él nos dará un gentil impulso y deseo en la oración para que seamos más sensibles a su corazón.

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